Cómo serán las obras en materia energética del nuevo gobierno nacional
El gobierno de Javier Milei pretende patear el tablero. Los dirigentes de La Libertad Avanza confirmaron, una y otra vez, que “se termina la obra pública ”. Esa premisa propone un cambio de paradigma en el sector energético, principalmente en el mercado del gas y la electricidad.
En las últimas semanas, los futuros funcionarios del Ejecutivo nacional sumaron cuestionamientos a la administración de Alberto Fernández por construir el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) con fondos públicos. “Yo cuando hago un gasoducto con el presupuesto nacional, nadie de los que pagamos impuestos, usamos ese gasoducto”, sostuvo Guillermo Ferraro, elegido por “El León” para que sea ministro del Interior.
“Qué alguien me explique por qué el caño lo pagamos los 47 millones de argentinos», preguntó Diana Mondino, quien sería Canciller en el gobierno libertario. Las respuestas no tardaron en llegar, pero más allá del ida y vuelta de la clase política ¿Qué implica el fin de la obra pública para las obras energéticas?
La industria tiene tres sectores con urgencias: petróleo, gas y electricidad. Las obras en el crudo son responsabilidad del privado. Oldelval es la encargada de llevar adelante las obras del proyecto Duplicar, que permitirá incrementar las exportaciones de crudo de Vaca Muerta por el Atlantico, y Otasa es la responsable de llevar el shale oil hacía el Pacífico.
A esto hay que sumarle los proyectos Vaca Muerta Norte y Vaca Muerta Sur de YPF. El primero fue finalizado y el segundo se encuentra en etapa de concurso de mercado.
Los interrogantes se plantean en el transporte de gas y de electricidad, dos de los cuellos de botella más importantes que tiene y que tendrá el país en los próximos años. El caso más simbólico es el GPNK. La obra fue financiada por el Ejecutivo y fue construida por empresas privadas como Techint y Sacde.
La Libertad Avanza está en contra de esta decisión y considera que este tipo de proyectos deben ser llevados a cabo completamente por el sector privado. El peronismo explicó que las empresas no estaban convencidas de realizar la obra por lo que el Ejecutivo desarrolló el proyecto para evitar los gastos en GNL y tratar de bajar los impactos de la caída de la producción de Bolivia. Allí, aparece el primer desafío de la gestión de Javier Milei: ¿Qué pasará con la obra de reversión del Gasoducto Norte?
Enarsa frenó la firma de contratos y “El León” deberá decidir rápidamente qué hará con el proyecto ya que hay peligro que el NOA no cuente con gas durante el próximo invierno.
“Yo creo, y dado que ya está escrito el pliego y ya fueron presentadas las ofertas, que no queda tiempo para cambiar el sistema de contratación porque necesitás llegar para el próximo invierno para no tener problemas graves de abastecimiento de gas en el NOA. La sensación es que lo deberían adjudicar de alguna manera y lo deben hacer rápido”, explicó Daniel Dreizzen, director de la consultora Aleph Energy, en diálogo con +e.